jueves, 21 de noviembre de 2013

Aceite de oliva: un placer para el paladar y para todo el organismo.

Hoy no voy a presentaros ninguna receta concreta, quiero aprovechar esta entrada para uno de los alimentos fundamentales de la dieta mediterránea: el aceite de oliva. Soy una apasionada del buen aceite, y es prácticamente la única grasa que utilizo para cocinar. En concreto, el aceite de oliva virgen extra (AOVE).
Tiene un papel esencial en la cocina de los países de la cuenca mediterránea, entre ellos España, y, además de ser una delicia para el paladar, tiene importantísimas propiedades beneficiosas para la salud.



El aceite de oliva está compuesto en un 98% por triglicéridos, predominando el ácido oleico (75% en el AOVE). A alguno se le habrá disparado la alarma interna al leer la palabra triglicéridos, pero no os asusteis: las grasas, tan temidas y demonizadas, son imprescindibles para la vida, y por lo tanto son imprescindibles en la dieta.
¿Cómo se conjuga eso con una dieta sana y ligera? Muy fácil: eligiendo el tipo de grasas que ingerimos. Intentaré explicarlo sin hacerme muy pesada.

A grandes rasgos y sin profundizar en exceso, podemos encontrar distintos tipos de grasas comestibles:

  • Grasas saturadas: Constituidas mayoritariamente por ácidos grasos saturados y sólidas a temperatura ambiente (por ejemplo, el tocino).
  • Grasas insaturadas: Formadas por ácidos grasos insaturados y líquidas a temperatura ambiente, por lo que también se las conoce como aceites. Se diferencian dos tipos, las monoinsaturadas (por ejemplo, el ácido oleico característico del aceite de oliva) y poliinsaturadas (la grasa del pescado azul, rica en ácidos omega 3 y 6).
 En el caso del aceite de oliva nos encontramos, pues, con grasas monoinsaturadas, pero además contiene vitaminas E (antioxidante), A, D y K.



Entonces...¿por qué es beneficioso el aceite de oliva? Veamos sus propiedades...


  • Reduce el llamado "colesterol malo", por lo que previene la aparición de enfermedades cardiovasculares y la formación de ateromas (placas de grasa que obstruyen las arterias).
  • Ayuda a regular los niveles de glucosa en sangre.
  • Es esencial en la absorción de determinadas vitaminas, llamadas liposolubles, y otros nutrientes.
  • Es un potente antioxidante.
  • Reduce la acidez en el estómago y el riesgo de padecer úlceras, y favorece el tránsito digestivo.
  • Mejora la absorción de calcio, reduciendo el riesgo de osteoporosis.
  • Ayuda a reducir la hipertensión arterial.
  • Mejora las funciones cognitivas.

Seguramente me dejo alguna, pero suena interesante, ¿verdad? Para mí resulta un alimento fundamental para una dieta sana y equilibrada. Ahora bien, tampoco vayáis a empapar en aceite todos y cada uno de los platos que preparéis que no se trata de eso; todo tiene su justa medida. Tampoco tenéis que salir corriendo ante un plato elaborado con mantequilla, a no ser que estéis a dieta; pero sí resulta interesante priorizar el consumo de aceite de oliva virgen extra sobre otras grasas.


Espero que os guste el post...el próximo lo dedicaré en especial al Aceite de Oliva de Alicante, incluyendo referencias a dónde adquirirlo (¡también online!). Estad atentos porque os traeré una recomendación muy interesante. ¡Buenas noches!

jueves, 14 de noviembre de 2013

Crema de guisantes

¡Buenas noches a todos! Parece que por fin llega el frío y además lo va a hacer de golpe. El otoño es una época del año que me encanta, y con la bajada de temperaturas empieza a apetecer tomar platos de cuchara.
Hoy os presento una crema de guisantes muy sencilla de elaborar y que resulta realmente deliciosa.
Los guisantes son legumbres, muy ricos en fibra, proteínas y hierro. generalmente tendemos a consumir muchos productos de origen animal y dejamos las legumbres un poco de lado, pero son tremendamente nutritivas y muy sanas, así que os animo a incluirlas de forma regular en la dieta.



INGREDIENTES para 4 personas:
  • 400-500 gr de guisantes congelados, mejor si son extrafinos. Si tenéis tiempo y ganas, seguro que queda de maravilla con guisantes frescos desgranados.
  • 1 cebolla mediana, o un puerro grande.
  • Sal.
  • Pimienta.
  • Caldo de ave (un poco más de un vaso).
  • Leche desnatada.
  • Aceite de oliva virgen extra.

ELABORACIÓN: 
Empezaremos troceando la cebolla o el puerro (lo que tengáis más a mano) en daditos pequeños, y la pondremos a pochar en la olla a presión con un dedo de aceite de oliva virgen extra.
Son una auténtica fan de la olla a presión: cocina los alimentos de maravilla y se ahorra muchísimo tiempo, ya que, debido a la presión, la temperatura que alcanza el líquido al hervir en su interior es de 120ºC. Además, son un invento muy asequible y tremendamente duraderas (yo tengo dos, heredadas de mis abuelas, y siguen dando unos resultados excelentes).
Cuando la cebolla esté pochada y empiece a transparentar, agregamos los guisantes, salpimentamos y rehogamos un par de minutos.


En este momento añadimos el caldo de ave hasta que justo cubra los guisantes, cerramos la olla a presión, y dejamos hervir durante cinco minutos...sí, sólo cinco minutos, pero aseguraos de empezar a calcular el tiempo cuando empiece a hervir.

Abrimos la olla exprés (con cuidado de no quemarnos con el vapor), y trituramos. Si queda muy espesa y parece más un puré que una crema, añadiremos leche desnatada hasta conseguir la textura deseada.
Por último, corregimos de sal...¡y a disfrutar!

Como veis, es sencillísimo, pero el resultado os sorprenderá.


viernes, 1 de noviembre de 2013

Milhojas de berenjena y salazones con gelatina de pepino y lima

Hoy os voy a presentar una receta deliciosa y realmente impresionante pero muy fácil de preparar. Es una invención mía de anoche, así que podéis aplicar variaciones a ver si conseguimos mejorarla.
Lo sé, el nombre es un poco historiado, pero es el que se me ocurrió en el momento.
¿Empezamos?



INGREDIENTES para dos personas:
  • Una berenjena de tamaño mediano.
  • Una lata de anchoas (aproximadamente 50 gr.).
  • Una lata de "tonyina de sorra" o atún de ijada (unos 80gr.).
  • Una lata de huevas de lumpo y capellán, o sucedáneo de caviar. ¡Si os podéis permitir caviar auténtico, mejor comedlo solo, acompañado de cava!
  • Un pepino mediano.
  • Una lima.
  • Agar-agar, o gelatina en polvo sin sabor.

ELABORACIÓN:
En primer lugar, prepararemos la gelatina de pepino, ya que necesita enfriarse. Podéis tenerla preparada con antelación, con lo cual montaréis el plato en un santiamén.
Preparamos la gelatina siguiendo las instrucciones del paquete; normalmente hay que diluirla en agua y llevar a ebullición. Poned aproximadamente la mitad del agua indicada en el envase, ya que el pepino aportará bastante líquido.



Por otro lado, pelamos el pepino, lo cortamos en trozos gruesos y lo trituramos junto con el zumo de la lima. Una vez triturado, lo añadimos a la gelatina aún caliente, mezclamos bien y vertemos en un recipiente. Lo ideal es que el líquido cubra el fondo con una altura de 1 cm. Pasad el recipiente a la nevera y dejad enfriar al menos 1 hora.

Ahora preparemos la berenjena: la limpiaremos bien porque vamos a conservar la piel; luego cortaremos rodajas de 1 cm de grosor y las pasamos a la bandeja del horno. A mí me gusta cubrir la bandeja con papel de horno porque no se pegan los alimentos. Rociamos con unas gotitas de aceite de oliva virgen extra, y las metemos en el horno precalentado a 180º durante unos 20-25 minutos. Cada horno es un mundo y requiere sus tiempos, así que vigilad no se os vayan a quemar.


Una vez tengáis listas las berenjenas, empieza el emplatado: colocaremos sobre cada rodaja de berenjena o bien dos filetes de anchoa, o unas lascas de atún. Encima, poned un cuadradito de gelatina; es muy fácil cortarla cuando ha solidificado. Y por último, coronamos con una cucharada de huevas.



Como veis, es muy sencillo de preparar, pero el resultado es impresionante.
Me encantó el contraste de temperaturas, con la berenjena caliente y la gelatina fresca, y también de sabores...el salado de las anchoas y el atún con la frescura y acidez del pepino y la lima. ¡Estoy deseando repetir!

OTRAS COSILLAS:
Además de delicioso, es un plato muy sano y bajo en calorías, ¡así que no os privéis!